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Las personas con angioedema hereditario, atentas al COVID-19 por el riesgo de alteraciones en el sistema inmunológico

15 de mayo de 2020
  • Esta enfermedad se manifiesta con edemas severos y dolorosos en zonas como el rostro, abdomen, manos o pies, aunque también puede afectar las vías aéreas y los órganos internos y poner en peligro la vida.
  • En el marco de la pandemia por COVID-19, si bien las personas con AEH no parecen presentar mayor riesgo, cualquier alteración del sistema inmunológico puede desencadenar una crisis, por lo que deben estar especialmente alertas.
  • Los especialistas aseguran que la carga de la enfermedad, es decir, la calidad de vida y el aspecto emocional, es un elemento central a tener en cuenta y que no siempre se logra controlar.
  • Se estima que en nuestro país hay unos 900 pacientes afectados por esta enfermedad.
  • La comunidad médica está trabajando intensamente en la capacitación de los médicos de atención primaria para bajar el retraso en el diagnóstico.

Buenos Aires, 15 de mayo de 2020 – El 16 de mayo se conmemora el Día Mundial del Angioedema Hereditario (AEH), una condición que causa edemas severos y dolorosos en zonas como el rostro, abdomen, manos o pies, e incluso puede presentarse en órganos internos o en las vías aéreas superiores y poner en riesgo la vida. La enfermedad se caracteriza por episodios de hasta 96 horas de duración, en los que se ve afectada la capacidad de realizar actividades cotidianas como peinarse, vestirse o caminar. También genera dolores incapacitantes y riesgo de vida, en función del lugar donde se produzca el edema.

Consultada sobre el contexto actual de pandemia por COVID-19 y su relación con el AEH, la Sra. Alejandra Menéndez, Presidenta de la Asociación Argentina de Angioedema Hereditario (AEH Argentina), afirmó que si bien los expertos del mundo coinciden en que esa condición no implica un factor de riesgo en sí mismo, “cualquier alteración del sistema inmunológico puede ser disparadora de una crisis, por lo que es de vital importancia disponer inmediatamente de los tratamientos indicados para todos los pacientes”.

Como en los últimos años se avanzó mucho en el conocimiento de la enfermedad y particularmente en el tratamiento de las crisis, se insiste en la educación del paciente y en la importancia del uso de la medicación para el tratamiento de los ataques agudos ni bien se empiezan a percibir los primeros síntomas.

“Además de bregar porque cada paciente tenga la medicación a su disposición, hoy estamos abocados también a enfocar la enfermedad más allá de las crisis, es decir, teniendo en cuenta todo lo que sucede en la vida diaria. Ahí es ahí donde nos encontramos con un sinfín de afecciones, que van desde el miedo a planificar a futuro hasta la depresión y ansiedad, que condicionan seriamente la calidad de vida. De esta manera podemos comprender que la carga de la enfermedad es algo que acompaña a los pacientes todos los días, lo que ha cambiado el paradigma de abordaje del AEH”, explicó por su parte el Dr. Daniel Osvaldo Vázquez, médico especialista jerarquizado en Alergia e Inmunología y director del Comité Científico de AEH de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).

Asimismo, desde Takeda se sumaron a la conmemoración del Día Mundial del AEH e invitaron a aunar esfuerzos para aumentar el grado de concientización y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

“Nos preocupa particularmente poner el foco en los pacientes y ayudar a tomar conciencia sobre cómo la enfermedad afecta la calidad de vida, el aspecto emocional y los cuidados que se deben tener para llevar una vida plena”, sostuvo Gastón Domíngues Caetano, Head de Takeda para Cono Sur.

Se calcula que entre 1 de cada 10 mil y 1 de cada 50 mil personas presentan AEH, por lo que en nuestro país habría cerca de 900 pacientes. A diferencia del angioedema alérgico, el edema en el AEH es causado por deficiencia o mal funcionamiento de una proteína (llamada proteína plasmática C1 Inhibidor) que, al no poder realizar su función reguladora en forma normal, provoca un desequilibrio bioquímico que aumenta la permeabilidad vascular y desencadena así los edemas, que son los síntomas clínicos de la enfermedad.

Si uno de los padres presenta la enfermedad, tiene un 50% de posibilidades de transmitirla a cada hijo. Por ello es muy común que haya más de un caso en cada familia, por lo que una vez que uno de los miembros es diagnosticado es sumamente importante estudiar a los demás integrantes, inclusive a aquellos asintomáticos.

Pese a que la mayoría de los casos tiene origen genético, 1 de cada 4 pacientes (25%) con AEH no presenta antecedentes familiares y desarrolla la enfermedad por lo que técnicamente se denomina una “mutación a novo”, que los convierte en los primeros en trasmitirla a su descendencia.

No obstante, existe un elevado subdiagnóstico del AEH, por lo que muchos argentinos transitan por su vida sabiendo que tienen alguna condición aparentemente “alérgica”, pero sin contar con el diagnóstico correcto y, consecuentemente, desprotegidos frente a un episodio potencialmente mortal.

“En condiciones óptimas, es decir, correctamente diagnosticados y con acceso a los tratamientos modernos, los pacientes con AEH pueden tener una muy buena calidad de vida. Sin embargo, se ha comprobado que la carga de la enfermedad y el riesgo de vida latente en los episodios severos generan un impacto psicológico y un estado de ansiedad que suele permanecer aún en los períodos asintomáticos. La idea de un episodio severo que amenace nuestra vida no es fácil de desterrar”, subrayó Menéndez, quien además es paciente con AEH.

El tipo de episodio más severo se presenta cuando se afectan las vías aéreas superiores: se puede desarrollar un edema de glotis y comprometer la capacidad para respirar, pudiendo ocasionar la muerte. Si un paciente con AEH padece una de estas crisis y no cuenta con el diagnóstico correcto -y, consecuentemente, no tiene a su alcance el medicamento que mejoraría sus síntomas-, no tendrá herramientas para resolver el episodio y podría morir.

“El AEH es una bomba de tiempo y la imprevisibilidad respecto a la frecuencia y/o severidad de las crisis exige que el paciente disponga en todo momento de las dosis requeridas para su tratamiento. Quienes tienen AEH deben contar con su medicación en todo momento y estar siempre preparados para enfrentar una eventual crisis severa. En algunos casos esto todavía no sucede debido a las barreras de acceso, por lo que aún hay mucho camino por recorrer”, subrayó Menéndez.

“No debemos olvidar que el primer y gran desafío que atraviesan los pacientes con AEH es la denominada ‘odisea diagnóstica’. Al ser una enfermedad poco frecuente, las personas suelen acudir a numerosos médicos hasta recibir el diagnóstico correcto, demorando cerca de 10 años en promedio para finalmente ponerle nombre a su condición. Al desconocer qué enfermedad tienen, acuden a una guardia frente a una crisis y muchas veces les indican tratamientos que no necesitan y que no les mejorarán los síntomas, como medicamentos para la alergia o incluso se los somete a cirugías con diagnóstico de abdomen agudo, cuando en realidad lo que tienen es un gran edema gastrointestinal”, describió Vázquez, quien además es ex presidente de la AAAeIC.

Los principales desencadenantes de una crisis de AEH se relacionan con traumatismos mínimos, como tratamientos odontológicos, traumatismos accidentales, infecciones, estrés, ciertos medicamentos y estudios programados como endoscopías y cirugías, aunque también pueden darse sin causa aparente.

Los episodios o crisis se presentan espontáneamente y no suelen durar más de 96 horas. Por las características clínicas los pacientes son en general diagnosticados y tratados como alérgicos, con la gravedad que supone en especial cuando el edema toma la vía respiratoria, ya que estos edemas NO responden al uso de antihistamínicos, corticoides ni adrenalina. Si bien cerca del 30% de los casos presentan síntomas con poca frecuencia o son asintomáticos, otro 30% de los pacientes sin tratamiento tiene más de un ataque al mes y el 40% sufre entre seis y once cada 30 días[1], lo que muestra la necesidad de disponer de los tratamientos.

“En Argentina contamos con medicamentos de excelencia para tratar los ataques agudos y esperamos que en breve podamos disponer de nuevas alternativas terapéuticas para lo que llamamos tratamientos profilácticos a largo plazo, es decir tratamientos destinados a prevenir la aparición de las crisis y así brindar a los pacientes la posibilidad de tener una mejor calidad de vida y una menor carga de la enfermedad”, concluyó Vázquez.

 

Acerca de Takeda

Con su casa matriz en Japón, Takeda es una compañía biofarmacéutica global, basada en valores e impulsada por la investigación y desarrollo. Trabaja para brindar una mejor salud y un mejor futuro para los pacientes, traduciendo la ciencia en medicamentos altamente innovadores. Focaliza sus esfuerzos en cuatro áreas terapéuticas: Oncología, Gastroenterología, Neurociencia y Enfermedades Poco Frecuentes. Además, lleva adelante investigaciones en Terapias Derivadas de Plasma y Vacunas. Trabaja para contribuir a cambiar la vida de las personas al avanzar hacia nuevas opciones de tratamiento, mejorando su motor colaborativo de I+D y sus capacidades para desarrollar un pipeline robusto y diverso. Con presencia en alrededor de 80 países y regiones, sus empleados están comprometidos con la mejora de la calidad de vida de los pacientes, trabajando junto con sus asociados en el cuidado de la salud.

Para más información, visite www.takeda.com

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JM Oribe Comunicaciones

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[1] https://www.shireargentina.com.ar/patients/therapeutic-areas/hereditary-angioedema